viernes, 29 de mayo de 2009

La confesión

Nota: Ésta, como todas las que aquí se escriben, es una historia verdadera por eso los nombres de los personajes fueron cambiados, si existiera alguna semejanza de apodo, nombre o apellido es pura coincidencia. Las fotos no me pertenecen, ni a ninguno de los personajes, las bajé de internet para que tengan idea del estilo o de los lugares

Después de tanto tiempo les voy a revelar el gran secreto de las crías cambiadas de la perrita campeona. Añadir imagen

Al lado de la casa de mi madrina Estela vivía una vecina muy engrupida, tenía más “humos” que telegrama de indio, asquerosa como pocos, “la créida” le decían en el barrio.

Esta mujer, vamos a llamarla Ñata, tenía una perrita “Luli”, de esas perras de “madame” de raza caniche, con más diplomas y certificados de vacuna que cualquiera de los gurises del barrio. La Velcha decía a respecto: “Es una cosa que yo no zé, una barbaridá el cuidao que tienen con ese animal, imaginensé que pa’ tosquearla la llevan a Güenos Aires”.

Yo era gurí ya entrando en la adolecencia, la edad del pavo que le dicen, y había ido a comer a la casa de la madrina, que era apenas a una cuadra de casa. Siempre que preparaba un locro, una carbonada o un guiso de lentejas con chorizo colorado ella me llamaba, porque sabía que a mí me encantaban esas cosas.

Llegué temprano a la casa de mi madrina y me puse a jugar con el “negrito”, el perro de ella. Nuestra familia siempre fue muy original para ponerle nombre a los animales, el mío, por ejemplo, se llamaba “perro”. El “negrito”, perro vagabundo de raza “junta pulgas”, como su nombre lo indicaba, era negro y chiquito, pero su principal característica era la de ser fiero. Imagínense un perro bien fulero... sí?... le erraron lejos, el “negrito” se parecía con el Maestro Jedi Yoda de la Guerra de las Galaxias. Estaba en la puerta chacoteando con el perro cuando llega la vecina en un taxi, con la caniche. Se bajó del auto y no me dijo nada. Quiero dejar claro que la mujer ni siquiera me miró. Pasó con la nariz para arriba sin darme un miserable buen día. Entró en la casa cerró la puerta y listo. Unos minutos después escucho que atiende el teléfono, que estaba cerca de la ventana que daba a la calle, ella hablaba alto y el diálogo era más o menos así:

- Con lo de la Ñata!
- .....?
- No me digás!!! Lo conseguiste??? No te puedo creer!!!
- .....?
- Pero claro que está alzada!!!
- .....?
- Pero te digo que sí, acabo de llegar del veterinario, está en pleno celo.
- ....?
- Bueno, entonces mañana la llevo a Paraná para cruzarla. Paso por tu casa primero. Gracias amiga. Te voy a quedar debiendo para siempre!!! Chau, chau querida y gracias de nuevo!!!

Y acto seguido le decía a alguien en la casa:

- La Petu me consiguió el perro del Doctor Urquiza, aquél que salió campeón de la raza, en Paraná, para cruzarlo con la “Luli”. Me vas a llevar no? Ay! No lo puedo creer y bla bla bla.

Bueno, fue en ese momento que se me ocurrió la idea. Son esas cosas de chiquilín que te pasan por la cabeza sin ningún otro motivo que hacer alguna maldad.

El locro estaba una delicia, comí mucho y charlé bastante de fútbol con el marido y el hijo de la madrina. Terminado el almuerzo ella lavó los platos rapidito y después, como buenos entrerrianos todos nos fuimos a siestear.

Cuando yo me quedaba allá me dabanel cuarto de huéspedes, que quedaba en la planta alta. Era un lindo cuarto, que tenía entrada por dentro de la casa y una puerta ventana con salida a la terraza, por la cual también se podía subir de afuera.

Apenas subí abrí la puerta ventana y lo llamé al “negrito”. Esperé un rato largo y en el silencio de la siesta me levanté. Saqué una soga de colgar ropa que estaba en la terraza y con mi cinturón le hize un arnés al “negrito”. Lo amarré con la cuerda y se lo bajé hasta el patio del fondo de la vecina, donde estaba la caniche “Luli”.

Qué graaande el “negrito”!!! Casi sin presentación, una movidita de cola, unas vueltitas, una meadita y le hizo el servicio.

El tiempo en ese momento demoró. Los perros estaban abotonados y parecía que el tiempo no pasaba nunca. Cuando el negrito se soltó lo subí rápidamente, lo desaté y me fui a la cama a disfrutar los hechos.

Tiempo después contaba la madrina lo que parecía ser un caso extraño. Decía que cuando la perrita de al lado tuvo cría, le nacieron tres cachorritos de los cuales dos eran negros y tan fieros que nadie lo podía explicar. Que la vecina gritaba y zapateaba tanto que la tuvieron que sedar.
-Sabés una cosa Angelito? Me dijo la madrina
- Qué? Le respondo, poniendo mi mejor cara de santo.
- Yo los vi a los cachorritos y uno de ellos era igualito al “negrito” cuando chiquito.
- No me digás? Dije, haciéndome el sorprendido.
- Sí, pero no puede ser porque la caniche nunca salió y el “negrito no puede bajar por la terraza.
- Ah no!! Por la terraza no podría nunca!!!
Y en su ingenuidad ella dice: - Yo creo que la caniche era enamorada del “negrito” ella y él siempre se miraban del patio a la terraza, entonces ha sido una especie de antojo de la “Luli” de tanto desearlo al “negrito”.
- Sí, sí, ha de haber sido eso. Tenés razón madrina!

domingo, 17 de mayo de 2009

El gallito pisador

Nota: Ésta, como todas las que aquí se escriben, es una historia verdadera por eso los nombres de los personajes fueron cambiados, si existiera alguna semejanza de apodo, nombre o apellido es pura coincidencia. Las fotos no me pertenecen, ni a ninguno de los personajes, las bajé de internet para que tengan idea del estilo o de los lugares

Cierto 17 de octubre, para mi cumpleaños, mi padrino, el Angelito, que vivía conmigo en casa, me trajo de regalo un gallo-gallino de color ceniza (o cenizo) con seis gallinas de la misma raza, todos de primera línea.

El Angelito era apasionado por las riñas de gallos y siempre quería incentivarme a entrar en ese submundo. A mí me encantaban los gallos de pelea, pero más por su belleza y altivez que por su propósito. Yo nunca admitiría que un animal mío entrase en combate para ser lastimado.

El gallo en cuestión era un ganador muy conocido en el ambiente, que estaba tuerto, pues había perdido un ojo en su última pelea, en la que mató un gallo uruguayo ganador del Tres Naciones.



Decían, las malas lenguas, que mi padrino lo había robado en el Paraguay de un criador peruano. Pero yo sé que no es verdad, porque el Angelito siempre fue un gran criador de gallos “ráculos” o gallinos.

Los gallos-gallinos son una variedad del assil, de origen asiáticos, probablemente de Irán, las patas no son redondas, si no rectangulares, su principal característica es que no tienen cola de gallo, le faltan las plumas barbatanas, por eso su cola se parece con la cola de una gallina. Pero son feroces, agresivos, pendencieros, mal intencionados y arrebatadores. Se hacen como los que no quieren nada y de repente... paf!!! Te pegan una estocada terrible y mortal.









Solté el gallo y las gallinas en el jardín de la chacra, que era muy grande, con una hermosa gramilla y muchos árboles, sin canteros de flores, porque daban mucho trabajo.


No lo puse en el gallinero porque no quería que el de riña me matara un hermoso gallo Sussex reproductor, que tenía para mejorar mis gallinas de campo.




Hacía poco tiempo que habíamos comprado la chacra vecina, para hacer un projecto de criaderos de pollos. A esa chacra, que tenía una buena casa, se fue a vivir mi primo Carlos con su esposa.



El dueño anterior había salido, llevando todas sus cosas menos un gallito de raza Leghorn que no pudo atrapar.

Los Legohrn son de una raza de aves ponedoras, blancos, pequeños y leves, con la cresta muy colorada. Son muy activos y voladores, cuando criados a campo yo mismo los he visto volar más de 50 ó 60 metros.


A los dos días de la partida de Barralde, el dueño anterior, llegó mi primo Carlos a la casa. El gallito andaba muerto de hambre, así, cuando mi primo le tiró un poco de maíz, consiguió meterlo en el gallinero.

Se construyeron dos grandes galpones, cada uno para 20.000 pollos y nos estábamos preparando para dar inicio a la producción. Pero una de las condiciones principales para criar pollos es que no haya gallinas comunes cerca, porque le pueden transmitir enfermedades.


Así siendo, mi primo me dice: - Llevate el gallito blanco que hace como tres meses que está solo en el gallinero y acá no sirve para nada, ni siquiera para comerlo porque es muy chiquito.

-Bueno, le digo, agarralo y dameló que lo llevo a la otra casa, se lo voy a regalar al “tarta” Cazaretto.

Lo llevé a casa y justo el “tarta” había salido a hacer unas compras, entonces le digo al Angelito: -Padrino, guardemé este gallito hasta que venga Cazaretto, que se lo voy a regalar.

Tendría que haberle visto la luz en los ojos al padrino, pero en ese instante, apurado como siempre, no me di cuenta. Me fui para adentro de la casa y cuando estaba cebándome el primer mate me desperté.

El padrino era como los chicos y apenas le di el gallito le desató las patas y lo soltó en el jardín, con la única intención de ver al ceniza campeón en acción.

-Noooooo padrino!!! Le grité. Pero ya era tarde.

El ceniza matador estaba en el jardín de espaldas y el gallito blanco, cuando vio tantas gallinas, se fue directo al humo.


Había que entender su necesidad después de tres meses preso en soledad.


Corriendo, con las alitas medio abiertas y bajas, montó como venía la que parecía ser la primera gallina... que no era otro que el gallo-gallina matador!!!

Al sentirse pisado el gallo ceniza se dio vuelta y le pegó un guachazo tan grande que lo mandó unos cinco metros para atrás.

Era un revuelo de plumas blancas!!!





Pero claro, no lo mató, porque los gallos de riña tienen su espuelas cortadas para calzarles las púas de acero.



El Legorhn no se dio por aludido, a pesar del tremendo golpe el atrevido se acomodó y erizó las plumas para el combate.

El matador corrió y le pegó un segundo golpe, en el aire.

Tan fuerte que lo hizo pasar para el otro lado de la cerca de alambre tejido.

Y ahí se acabó la pelea porque uno quedó de un lado y otro del otro.

Ustedes capaz que no me creen, pero la escena era muy graciosa.

El matador picaba y golpeaba la cerca repetidas veces.

Había un odio mortal en sus ojos, parecía que decía:

- Te voy a matar!!!

Ya el blanquito, del otro lado, sabiendo que el otro no podía pasar, echaba la cabeza para atrás y de lado, tipo malevo y gozador, golpeaba sus alas desafiadoramente, caminando de lado, como diciendo:

- Sí, sí, lo que quieras, pero no fue empate...

Vos me habrás pegado unos golpes...
Pero yo te pisé!!!
Te pi-sé ! Te pi-sé!! Te pi-séééééé!!!

Quién te manda a tener esa pinta de trolo!!!

viernes, 15 de mayo de 2009

MI LOCO

Nota: Ésta, como todas las que aquí se escriben, es una historia verdadera por eso los nombres de los personajes fueron cambiados, si existiera alguna semejanza de apodo, nombre o apellido es pura coincidencia. Las fotos no me pertenecen, ni a ninguno de los personajes, las bajé de internet para que tengan idea del estilo o de los lugares

Después de muchos años de lucha fui agraciado con un empleo en la Cámara de Diputados de la Nación. La función para la que fui investido era de Asesor Secretario del Presidente de la Comisión de Vivienda.

El Presidente era un Diputado
electo por la Provincia de Buenos Aires,


aunque era
entrerriano,

de Rosario del Tala.

Dicen que todos los locos son de Tala
y coincidentemente, el sobrenombre con el cual lo apodaban sus mejores amigos era “Miloco”, palabra que fue inventada por el Gordo Remo, que lo llamaba al principio de “loco mío”, después lo transformó en “mi loco” y finalmente “Miloco”. Aunque había sido electo por el voto bonaerense, nada de eso lo impedía de ser uno de los diputados que más luchaban por Entre Ríos.

Miloco era la escencia del entrerriano, divertido, ingenioso, cojudo, arrebatador, lleno de “chispas”, atrevido y con esa pizca de pícara maldad que tienen todos los “panza verdes”.

En esa época yo había vuelto a estudiar, por la noche cursaba la Facultad de Derecho de la UBA – Universidad de Buenos Aires y alquilaba un departamento en el barrio de Balvanera, que me quedaba cerca del trabajo y de la facultad.

Un sábado por la mañana estaba yo tranquilo en casa cuando suena el teléfono, era el Ministro de Obras Públicas (un sábado!!!) que quería entrar en contacto urgente con el Diputado ya que el Gobierno quería una reunión ese mismo día a la tarde; querían que él asumiese la Presidencia del Banco Hipotecario. Le informé que el Diputado estaba en su estancia en Entre Ríos, pero que de algún modo entraría en contacto.

Me fui hasta la sede de un club de radioaficionados y desde allí conseguí comunicarme con “Miloco”. Me pidió que llamara su chofer y su Jefe de Gabinete y que lo fuéramos a buscar al aerodromo de Don Torcuato, así lo hicimos.

El día era gris y pesado, se aproximaba una tremenda tormenta. A mí siempre me pica la naríz antes de las tormentas y comienzo a estornudar. Cierta vez una profesora me dijo que eso sucede porque el ozonio baja hasta la superfície. Será verdad?

Miloco había llegado rápidamente, vestido como estaba en la estancia, con un pantalón de gabardina beige, camisa azul, y pañuelo de seda al cuello, combinando con la camisa. Botas cortas de carpincho y un cinturón del cual nunca me olvido porque la hebilla era de aquellas que se usan en rastras, de plata, con las iniciales en oro, que el había mandado colocar en un cinto de carpincho muy bien trabajado, hecho por el Bicho Delgado, famoso talabartero de Gualeguay. Les cuento esto porque de tanto admirarle ese cinto él me lo regaló con hebilla y todo.





Subió al auto todavía en la pista (teníamos esa mayordomía) nos saludó a todos con alegría y enseguida nos pidió que lo lleváramos al Banco Hipotecario. En el coche además de nosotros estaban el Mellizo, que era el chofer y el “gallego” Ferrero, Director del Congreso que se desempeñaba como Jefe de Gabinete de la Comisión.

Menos el Diputado, los tres estábamos de traje y corbata.

Paramos el auto en la calle, del lado de afuera, donde el Melli se quedó. Entramos por una puerta lateral y caminamos por los corredores (parece un laberinto), un Secretario nos llevó hasta el gabinete donde nos esperaba el Ministro y dos funcionarios del Banco.

Miloco quería aceptar el cargo pero no le daban libertad total para colocar sus propios colaboradores. La reunión se extendió durante dos largas horas y los pormenores no vienen al caso.

La lluvia se había largado con todo una media hora antes de acabar la reunión. Terminada la misma, uno de los Directores llamó un ordenanza y le pidió que acompañara al Diputado y su secretario hasta la salida.

El ordenanza nos saludó atentamente y después de observarnos de arriba a abajo, dirigiéndose al “gaita” Ferrero le dice: Por favor sígame Señor Diputado.

Yo ya estaba por abrir la boca, pero Miloco se pone un dedo sobre la boca pidiéndome silencio.

Y el tipo seguía: Por aquí Señor Diputado. Cuidado con la escalera Señor Diputado. Yo le abro la puerta Señor Diputado etc

Cuando llegamos a la puerta de salida y la abríó... ay ay ay!!! no les puedo explicar lo que llovía, era un diluvio.

El ordenanza tomó un paraguas enorme, que parecía una sombrilla de playa, y preguntando cuál era el auto, lo abrió y condujo al “gaita” hasta el coche, abriéndole la puerta de atrás.

El mellizo dio una marcha atrás y se colocó bien delante de la puerta, mientras el ordenanza volvía con el paraguas. Llegando, me pasa una mano sobre el hombro para llevarme hasta el coche y dándose vuelta le dice a Miloco: Primero lo llevo al Secretario.

Llegué al coche y el ordenanza volvió. Mientras limpiaba con la mano los vidrios empañados veo que el portero llega al Banco y, entrando, cierra el paraguas. Acto seguido lo veo al Diputado corriendo hasta el auto, donde llegó hecho sopa y muriéndose de risa.

Yo estaba indignado, quería volverme y agarralo a patadas al tipo. Pero Miloco me dice: Dejalo, pobre tipo, cuando se entere de lo que hizo se va a querer morir de vergüenza.

Y yo pregunto: Pero qué pasó? Por qué no te acompaño? Por que lo dejaste que te haga eso?

Y él nos cuenta, dando grandes carcajadas, que el portero llegó y le dijo: Yo allá afuera no vuelvo más hasta que no pare! Así que vos “gordi” mové las bolas y corré hasta el auto porqué te vas a mojar todo!!!

Y jaaaaaaaaa ja ja ja ja!!! No paraba de reírse.