martes, 1 de septiembre de 2009

NO HAY LUGAR

Nota: Ésta, como todas las que aquí se escriben, es una historia verdadera por eso los nombres de los personajes fueron cambiados, si existiera alguna semejanza de apodo, nombre o apellido es pura coincidencia. Las fotos no me pertenecen, ni a ninguno de los personajes, las bajé de internet para que tengan idea del estilo o de los lugares

Era verano en Gualeguay, estación en la cual todos los gualeyos del mundo se juntan.


Así como las anguilas del mundo abandonan el mar y se juntan para reproducirse en el Mar de los Zargazos.

O como los salmones vuelven a los oxigenados rios de la Alaska en que nacieron.


Apenas iniciado el mes de diciembre comienza la migración gualeya a la tierra amada, la Patria chica.

Digo la Patria chica aunque en el corazón de uno se hace grande, porque nosotros somos unidos a la Argentina, por eso de los pactos preexistentes y otras yerbas, pero antes de más nada somos entrerrianos.

Por eso nos agrada mucho más el nombre de Confederación Argentina o de Provincias Unidas del Sur que el de República Argentina.


No sé si fui claro, pero es que nosotros tenemos conciencia de que somos anteriores a la república y que ésta se gestó en nuestro seno.


Bueno, para qué hablar de cosas tan serias en las que uno se acaba perdiendo en divagaciones. Resulta que cierto día, mientras jugábamos al volei de playa.

El negro Valderrama tuvo que abandonar el juego porque era el día que le tocaba hacer el asado.

Nos estaba faltando uno cuando, de repente, aparece un platense que andaba de vacaciones por el litoral. Buena facha, pelo largo, bronceado, sonrisa blanca y fácil.


- ¿Puedo jugar? dijo el muchacho en cuestión.


Lo miramos y nos miramos entre todos, para ver si había alguno que se opusiera, como nadie dijo nada el "Pincha" le dice: - ¡Entrá Hermano! Vos jugás de este lado.

Jugaba bien el vaguito y eso era importante, en realidad la cancha de volei de playa no era como lo es hoy en día en que juegan dos de cada lado, era un juego normal, con seis de cada lado. La muchachada aprovechaba para exibir sus músculos trabajados y sus dotes de campeones y... claro está... las gurisas se sentaban a tomar mate, alentar a uno u otro y aprovechar el momento para ver si después salía algún atraque.


Porque el verbo que más se conjugaba en el estío era "atracar".


Terminado el juego el gurí fue hasta el bar y compró unas cervezas y gaseosas que compartió con la barra. Ahí nomás el negro Valderrama lo convidó a comer el asado y cada uno de nosotros lo saludamos, porque hasta ese momento no sabíamos ni el nombre.


Daniel se llamaba; dijo que era mochilero, que había salido desde La Plata y que tenía como objetivo conocer el Litoral.


Que un camionero que venía a Gualeguay lo levantó en Zárate y que aprovechó para conocer la "Capital de la Cordialidad".


- ¡Ah! Mirá vos! dijo el "tuerto" Anibal , al quien el gurí le había caído simpático porque le hizo ganar el partido de volei. - ¿Eso es lindo, vieron? Es lo que yo quiero hacer pero yendo a Europa. ¿Y tenés experiencia en ese tipo de viaje? ¿Cómo hacés cuando llegás a una ciudad? ¿Dónde te instalás?


El tal de Daniel responde: - Sí, experiência tengo bastante, ya vengo haciendo eso hace dos años, primero fui a Córdoba y todo el Noroeste, hasta Bolivia. El año pasado hice el Sur y volví por Chile, pasando por Mendoza. Este año es el Litoral.


- ¡Pero yo te pregunté dónde te instalás? ¿Dónde te acomodás? Insistía el tuerto.


- Bueno, depende, si hay un camping y el tiempo es bueno armo la carpita. Si no hay, busco una pensión o un albergue de estudiantes o un hotelucho barato. Pero cuando llego a uma ciudad siempre voy primero a la comisaría, me informo y les pido permiso para dejar momentaneamente la mochila con mis cosas. Eso también es una jugada porque evita que la policía me mire como sospechoso de cualquier cosa.

- Te das cuenta hermano -dijo el tuerto- el gurí sabe hacer las cosas. ¿Y dónde te vas a quedar ahora?

- Pensaba quedarme en el camping del balneario, por dos días apenas, pero ya no hay más lugar, voy a ver si encuentro algún hospedaje por ahí, caso contrario me tendré que ir antes que se haga de noche.


- Pero no hermano, quedate en casa, un lugarcito te vamos a hacer. ¿No gringo? Dijo dirigiéndose a mí.


- ¡Seguro!
Le respondí.


Acá voy a hacer un aparte, yo ya les conté que la vagancia mas fina de Gualeguay se instalaba en la casa del tuerto Anibal, cuyo padre había fallecido y su madre, viuda, se mudara para Paraná. Además de este redactor, allí también se quedaban el “Pincha” Adler, el “Negro” Valderrama, el “Gallego” Arana, el “Patita” Espinoza y el “Rengo” Capitán, entre otros. La casa era grande y durante el verano era pura fiesta. Las gurisas visitaban la casa cotidianamente, con la contra de las viejas, porque salían "mal habladas" por el chusmaje.
Volviendo al asunto, al final de la tarde retornamos a la casa, que justamente era enfrente a la calle lateral de la Jefatura de Policía, donde el gurí había dejado sus cosas.

- ¡Ya vuelvo! dijo y partió contento.

A los cinco minutos aparece con su mochila (grande che) y... una guitarra!!!


En el momento en que llegó nosotros estábamos en el pátio, el tuerto Anibal se estaba bañando.



El negro Valderrama, que preparaba el vigésimo mate del día se quedó parado, mirándolo, cuando escuchó que las gurisas le preguntaban si sabía tocar.


El muchacho, muy modesto, dice: Un poquito.


- ¡Uuuhhh!!! dijo el Pincha Adler.


Yo me quedé quieto, porque todos los gurises sabíamos agarrar una guitarra y arañar alguna cosita y pensaba que este sería igual.Hermanos!!! Ni les cuento!!! El tal de Daniel era una mezcla de Luis Alberto Spinetta, con Paco de Lucía, tocaba una barbaridad y “pa' completarla” cantaba muy bien, tenía la voz semejante a la de Bruce Springsteen.


Las gurisas se enloquecieron, pidieron una música atrás de outra y el chango no mezquinaba estilos, del rock a la balada, pasando por el folklore. El tipo tocaba y cantaba todo!!

El tuerto salió del baño con una tohalla a la cintura, sacudiéndose el agua de su renegrida y tupida cabellera. Sonriente, como siempre, le dice: Tocá “Hasta siempre Comandante” hermano. ¿Lo sabés?

- ¡Sí, claro! Dijo el gurí y comenzó a cantar:

“Aprendimos a quererte

Desde la histórica altura

Donde el sol de tu bravura

Le puso un cerco a la muerte...”

Y mientras entraba a la habitación, cantando también, para ponerse la ropa grita: ¡Vení “Pincha” haceme un favor hermano!

Y el muchacho seguía:

“Aquí se queda la clara,

La entrañable transparencia,

De tu querida presencia

Comandante Che Guevara...”

El Pincha salió con una bolsa de mercado y seis botellas vacías, diciendo que iba a traer unas cervecitas bien heladas.

“Tu mano gloriosa y fuerte

Sobre la historia dispara

Cuando toda Santa Clara

Se despierta para verte...”

Eran tiempos de rebeldía y revolucionarios, por eso nosotros y las gurisas cantabamos acompañando a Daniel...

“Vienes quemando la brisa

Con soles de primavera

Para plantar la bandera

Con la luz de tu sonrisa...”

Y el Tuerto, ya vestido, con um jeans Wrangler y una de sus características remeras negras Lacoste (de izquierda pero a la moda burguesa), acompañaba animadamente...

“Tu amor revolucionario

Te conduce a nueva empresa

Donde esperan la firmeza

De tu brazo libertario...”

“Seguiremos adelante

Como junto a ti seguimos

Y con Fidel te decimos:

¡Hasta siempre Comandante!”

Y cuando todos comenzábamos a repetir el estribillo suena el teléfono de la casa.

¡Riiiiing! ... ¡Riiiiing! ... ¡Riiiiing!

- Com lo de Aníbal. Atiende el Negro Valderrama. ¿Quién?... ¡Ah sí, sí! Soy yo el Negrito. ¿Cómo le va Doña Sara?... Ya se lo paso... Che, Aníbal, es tu mamá...

- Ya voy –dijo el tuerto y caminó para el teléfono

- Hola mamita! ¿Cómo estás viejita? ... ¿Qué?... ¿Cuándo?... ¿Con la tía Ruth y Raquel?... ¿En el TATA de esta noche a las 23,30?... ¡Pero claro que hay lugar mami!... No mamá, la casa no está hecha um despelote... Sí... sí, vos no te preocupés, va a estar todo arreglado... No te preocupés, te voy a estar esperando, un beso mamita, chau.

El tuerto vuelve para el patio com cara de preocupación y enseguida le pregunto si hay algún problema, entonces, muy apesumbrado dice:

- Se acabó el verano Gringo, y se nos acabó para todos, mi vieja junto con mi tía y mi prima están viniendo de Paraná hoy a la noche, llegan en el TATA de esta noche a las once y media.

Me agarró de sorpresa la noticia pero igualmente me quedé callado. Enseguida, con una mirada extremamente triste lo encara a Daniel y le dice: - Perdoname hermano, pero no voy a poder cumplir la invitación que te hice, mi vieja es muy jodida y sobre todo con los que no conoce.

- No te preocupes conmigo –dijo Daniel.

Aníbal siguió: -Y ustedes también muchachos, me tienen que ayudar a acomodar la casa y después cada uno tomar su rumbo.

- Pero claro hermano. –Dijeron todos.

- Ustedes no precisam gurisas, el quilombo acá es nuestro y nosotros lo vamos a arreglar ustedes vayan a sus casas, a la noche nos encontramos por ahí o las llamamos. ¿Sí?. Con el único que estoy preocupado es con Daniel que no tiene donde quedarse.

- Yo me arreglo –dijo Daniel- mis cosas están en la mochila, todavía es de día y puedo continuar mi viaje.

- Ya sé –dijo el tuerto- ¿Gringo, por qué no lo ayudás a Danielito? Llevalo com la chata hasta la garita de la policía y pediles que lo pongan en un camión, porque si va solo no le van a dar pelota, pero si vos los hablás lo ayudan. ¿Lo llevás?

- Pero claro, yo estoy listo. Dije. ¿Vamos Daniel?

Daniel se despidió de todo el mundo, colocó sus cosas en la camioneta y lo llevé hasta la garita Sur.

Hablé con los moros y en el tiempo que duró apretarle la mano para desearle buen viaje, los milicos ya pararon un camión y le pidieron que lo llevara hasta Gualeguaychú.

Volví a la casa y la vagancia estaba tomando cerveza y riéndose a las carcajadas, ahora podía desahogarme y preguntar lo que tenía embuchado:

- Che Aníbal, ¿qué história rebuscada es esa que te mandaste? Si tu vieja está paseando en la casa de tu tía Ruth en París y que yo sepa tu prima Raquel vive em Israel.

Y el tuerto, con aquella sonrisa malvada que tenía cuando había hecho una de las suyas dice: - Lo mandé al Pincha a comprar cerveza pero también a que llamara desde el teléfono público del supermercado... ¿Vos te pensás que lo puedo dejar en casa a un tipo que toca la guitarra como él? ¿No le viste las caras a las gurisas? ¡Todas alborotadas! ¡Pero que se vaya a la puta ese porteño culo corto!

Y todos: ¡jua jua jua jua jua!


3 comentarios:

Unknown dijo...

jajajja

hasta siempre comandante!

Unknown dijo...

no, no, no, acá está mal algo... guitarreada, amigos y guainas... falta el vinooooo!!!! jajajaja
un abrazo che.

Patricia Picco dijo...

El Balneario!! Que lindo! Me gustó el cuento! Espero que te des otra vuelta por estos lados, ya es Diciembre! jajajaja
Un abrazo.